domingo, 17 de diciembre de 2017

Flores para los enterradores

¿Quién regala flores a los enterradores? ¿Quién canta con voz suave una nana a los bebes que lloran en las noches de invierno? ¿Quién camina por el foso del vacío y se dispone a olvidarlo todo? El silencio nunca está vacío, siempre suena un silbido tenue que te amedrenta, que recorre todas tus malas decisiones. Los caminos están llenos de todos los secretos, por eso es fácil perderse. ¿Quién quiere adentrarse en los espesos bosques y mojarse los pies al pisar un riachuelo? ¿Qué dirían los cipreses si pudieran hablar? ¿Qué secretos guardan bajo su larga sombra? ¿Quién abraza al cansado de todo, de sonreír, de existir? Desvanecerse en la nada es tan fácil, tan cómodo que la tentación cuelga de una viga roída por el paso del tiempo. No hay diferencia evidente entre un laberinto y un pasillo para mi, mi mente vaga igual, perdida, desorientada y confusa. Solo cuando ardan en las viejas piras los nuevos miedos serás libre. Entierra tu ser, no solo tu cuerpo. ¿Quién cavará esa fosa? ¿Hasta dónde llegará? Solo los enterradores lo saben, los expertos en el arte del olvido, los que han escuchado los más amargos llantos y las más hipócritas lágrimas. Sus manos cansadas han arrasado la tierra para hacer un hogar a la nada, construyen templos al olvido. Son artistas del desvanecimiento. Así que, ¿quién regala flores a los enterradores? 

domingo, 15 de octubre de 2017

15/10/17

-¿Qué quieres que compre?
-Cómprame a mi.
-¿Cuánto vales?
-Un beso.
-No tengo besos sueltos, lo siento.
-Entonces un abrazo.
-Tampoco tengo de eso.
-Vaya. Entonces me regalo. Soy tuya.
-¿Eres mía?
-Si, tuya.
-¿A que eso no me lo dices en la cama,valiente?
-¿Que no? Ven y verás.
-Mira, me he encontrado un abrazo por el camino.
-Qué bien.
-Y un beso entre las sábanas.
-Dámelo.
Una tarde cualquiera en un cuarto desordenado de Cuenca.

miércoles, 12 de julio de 2017

Solitude

¿Qué yace en el fondo del mar? ¿Qué duerme plácidamente mecido por las corrientes? ¿Qué se deja acariciar por el lecho de algas? ¿Qué vive en semejante oscuridad, ajeno a todo lo demás? ¿Qué secreto oculta? ¿Qué sentimiento guarda? ¿Cómo puede soportar tanta soledad?
¿Qué observa desde un carcomido muelle de madera podrida? ¿Qué pasa noches tortuosas sin poder pegar ojo? ¿Qué se deja acariciar por la distancia? ¿Qué vive en semejante oscuridad, tan cercano a todo lo demás? ¿Qué secreto oculta? ¿Qué sentimiento oculta? ¿Cómo puede soportar tanta soledad?

viernes, 7 de abril de 2017

Soy

Soy el despertarse con auténtico pánico de una pesadilla. El mirar a todos lados y no ver nada. El agobio. El nudo en la garganta. Soy el miedo a no ser suficiente. Soy los arañazos en la pared en un viejo manicomio. Soy lo que queda de los arañazos en una espalda desnuda. Soy caos. Soy vacío. Soy depresión. Soy el no saber, la curiosidad insatisfecha, un vicio peligroso que no puedes dejar atrás. Soy una cicatriz en el brazo de un error muy tonto. Soy el sarcasmo de una mirada amarga, cansada, derrotada. Soy uno más en la infinidad de la inexistencia.  Soy las dudas. Soy el que se ahoga en la nada, el que no quiere pedir ayuda, no por orgullo, que ya no me queda, solo por no querer molestar demasiado. Soy el que paga el precio más alto del complejo. El que no tiene agallas para quererse. Soy el que está triste. Muy triste. Siempre triste. El que ni si quiera puede llorar. Soy quien no sabe quién es y quien no sabe si quiere saberlo.
Soy yo.

viernes, 20 de enero de 2017

Poema II

Como flor que nace en invierno,
mecida solo por el frío,
que ha aguantado tempestades
y alza la mirada sin temor,
que resiste y no se marchita.

Como el tiempo fluyendo ágil,
avanzando siempre imparable,
sin pedir permiso alguno
ni a la muerte ni a la vida,
que persiste y no se marchita.

Como los ojos ya cansados
después de una larga vida,
de no parar de humedecerse,
que parpadean una vez más,
brillan verdes y no se marchitan.

Como la rabia de la bala
que le convirtió en ceniza,
la rabia de la pérdida,
anunciada en un papel mojado,
rabia que crece y no marchita.

Como las caricias que nos quedan,
como los besos que no llegan,
como los abrazos que nos calman,
como los recuerdos que no sanan,
nuestro amor, que no se marchita.