miércoles, 20 de abril de 2022

Historias

¿Deberíamos contar historias junto al fuego? 

De esas que calientan el cuerpo, pero enfrían el corazón. De esas que arañan recuerdos, desgarran el alma y enturbian los ojos con lágrimas. De esas que rompen con las mentiras que nos contamos, que dejan cenizas y dudas por donde pasan. Que tiñen de gris los días y que te hacen sentir como una piedra a los pies de la montaña. 

¿O quizás prefieras una historia de las antiguas? 

De esas en las que los días eran alegres bajo un prisma que reflejaba colores en las paredes. De esas de tormentas, petricor, oscuridad y respiraciones tranquilas. De besos, caricias, de sentirse importante y amado. Que se hacen promesas eternas bajo una sonrisa de la complicidad de dos cuerpos desnudos abrazados, siendo uno. 

¿O acaso quieres un cuento sobre el paso del tiempo? 

Sobre expresiones vacías, días vacíos, miradas vacías, rutinas vacías, camas vacías y corazónes huecos. Sobre la vida que se escapa como arena entre las manos sin que puedas hacer nada. Sobre sueños en los que te vas. 

Dime, ¿qué historia quieres que te cuente hoy? 

viernes, 4 de junio de 2021

Camino

Supongo que seguiré caminando, errando, preparado para lo que venga, acertando, paso a paso, página a página, cuadro a cuadro. 
Supongo toca abandonar otro nido, otro espacio, otro marco, otro cuento perdido. Otra oportunidad de ganar este partido
que llamamos vida. Sin prisa, con pausa, con penas, con glorias, con la mirada alta hacia al mañana. Otra ciudad, pero mismas zapatillas, mismos callos mismas caricias. 
Supongo que no toca estar triste. Pero lloro, imploro y contemplo el tiempo que pasamos en estas sábanas de insomnio. Al borde del todo, al filo de la nada, el abismo siempre nos devuelve la mirada. 
Y da vértigo, sí, como una cascada empapando las palabras que mantengo calladas con la nostalgia y la morriña del ayer sabiendo que las aguas del mañana nunca serán el Júcar. 

miércoles, 19 de agosto de 2020

Calma antes de la tormenta

Siento la tensión en cada poro de mi piel, noto cómo la electricidad estática eriza el vello de mi antebrazo. El aire está cargado con ese olor a ozono que inunda todo antes de que se desate la tormenta. El calor se vuelve húmedo y el cielo se vuelve de un gris oscuro que no consigue opacar al sol. Es cuestión de tiempo que caiga la primera gota. Y, después, el chaparrón acompañado del ruido lejano de un trueno. Estamos aquí, al borde del precipicio, esperando lo inevitable. Veo que contienes un escalofrío mientras me miras a los ojos. Me pregunto qué ves, qué observas en mi mirada cansada, hastiada, vacía. Tu silencio retumba en mi mente y me grita que reaccione, que saque un paraguas para lo que viene. Pero mi cabeza no reacciona. Prefiero sentir el diluvio empapando mi barba antes que irme y que sientas que te abandono. Puede que esté hueco, pero estoy aquí, contigo. Solo tengo que volver a encontrar mi chispa, que está ahí, en alguna parte. Aunque no sé si me dará tiempo a encontrar la antes de que empiece el vendaval. Respiro hondo. Cierro los ojos un segundo. Me preparo para sentir las gotas recorriendo mi cara, para ensordecer mis oídos con el sonido de los relámpagos y para que el olor a petricor inunde mis sentidos. Contengo la respiración, esperando. 
Y espero. 
Y espero. 
Y espero. 
Y espero. 
Pero esa gota no cae nunca. 

viernes, 12 de junio de 2020

Felicidades

Soy tan pobre que solo puedo regalarte palabras. Pero soy tan rico que te tengo en mi vida. Aunque a menudo el camino que hay que seguir está lleno de espinas, no me importa andarlo hasta el final, que ya sanarán las heridas y saldrán callos para que cueste cada vez menos. Si algo tengo claro es que merece la pena, que esas noches acurrucados no tienen precio y que quedan muchos besos y caricias recorriendo tu espalda. 
Soy tan rico que la sola idea de planear un futuro juntos me hace sonreír. Pero soy tan pobre que a veces solo puedo regalarte tormentos. Aunque siempre sabes calmar los vientos y me miras y me arreglas y yo soy un poquito mejor por dentro. Si algo tengo claro es que jamás amé de esta forma a nadie, que hemos superado ya mucho juntos y que quedan muchos días buenos, días malos, pero siempre juntos. 
Soy tan pobre que a veces pienso que no soy suficiente. Pero soy tan rico que la idea se esfuma cuando te escucho reírte a carcajadas con mis tonterías y cuando me miras con esa ternura y sé que el amor es correspondido. Aunque haga meses que no nos vemos sé que estás aquí, en alguna parte, en algún rincón. Si algo tengo claro es que te amo, con locura, con cordura, libre, pero cerca. 
Felicidades, amor. Siempre tuyo. 

martes, 28 de abril de 2020

Contra la pared

Que la cotidianidad empieza con unas ojeras largas por una, dos, tres noches sin dormir. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que no hay un segundo de respiro en este piso y hay que estar siempre alerta. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que por más que lo intento el infierno no para y gana terreno día a día. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que todo me supera, que la presión me asfixia, que sé que no estoy a la altura. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que vuelven los pensamientos de cuerdas, balcones y cuchillos afilados. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que nada va bien, que todo va mal, que lo poco que funciona lo rompo. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que estas paredes me ahogan, que no hay silencio, que solo hay ruido en este manicomio. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que sientes que empieza a costar el querer la séptimo novena vez que te tienes que levantar a recoger un destrozo. 
Contra la pared, contra la pared. 
Que ya no sé cuánto queda para poder descansar, cuántos cabezazos más me tengo que dar
contra la pared, contra la pared. 

miércoles, 15 de abril de 2020

A oscuras

Una tormenta cae sobre Cuenca, las gotas se escurren los tejados y un pesado rayo ilumina mi habitación y retumba en cada esquina. Los gatos se desperezan, se estiran y se suben al radiador para mirar por la ventana. Yo solo veo sus siluetas porque todo lo demás esta a oscuras. Mi respiración está calmada, serena, relajada por el sonido de la lluvia. Intento no pensar en nada para que la oscuridad no vuelva a convertirse en hábito. Así que tan solo me acurruco entre las sábanas y me concentro en la tormenta. Con cada trueno me alejo más y más de mí mismo, como si fuera un viaje astral. Veo lo que pudo haber sido y nunca fue. Sueño con los presentes en los que me es fácil estar feliz. Veo tormentas en las que estamos juntos en la cama. Pero esta no es una de ellas. Y tu respiración no acompaña a la mía. Vuelvo a la realidad con otro resplandor. Veo cada rincón de este dormitorio. Y veo miseria. Pero cuando la luz se apaga, vuelve a quedar solo oscuridad. 

miércoles, 12 de junio de 2019

Hogar

Me he dado cuenta de que llevo tres años y medio sin dejar de pensar en ti ni un solo día. Pienso en ti en cada instante, me dejo llevar por los sueños de nuestra vida juntos. No impongo mi tristeza. Porque contigo casi no la tengo.

Voy por la vida apretando los dientes. Yo solo quiero una vida contigo, con los besos justos para sonreír y algún pequeño abrazo (muchas veces ni si quiera para ti). Me agobia la idea de perderte. Me deprime. Sufro a menudo insomnio, pero ahí en el fondo del cerebro, del que no se borra nunca. Vivo con tu olor anclado a mi piel, reacciono con demasiada pena cuando tienes que irte. Me agobia el no poder hacerte cucharilla cuando nos acostamos peleados, por eso paso de enfadarme contigo.

Me enamora tu sonrisa. Por eso me cuesta levantarme por las mañanas sin hacer el pavo para hacerte reír. Me cuesta sonreír si no estás bien, literalmente. De ahí que mi meta sea que no pienses en morirte pronto. Me animas la vida. Veo tu motivación en salir adelante, veo tus avances, veo nuestro futuro. Me da igual la gente. Me da igual si entre ellos no estás tú.

El amor. Te amo por todo, pero por lo malo principalmente. Te amo por respirar. Te amo por cada lágrima. Te amo por amarme. Vivo con la constante sensación de estar al borde de la navaja, de querer besarte, de querer dormir cada noche contigo. Porque duermo demasiado poco. Porque soy capaz de pasar solo cuatro horas al día durmiendo. Porque no puedo parar de pensar en ti.

Mis aficiones, todas ellas, quiero compartirlas contigo. Aquellas que sé que te gustan, en las que centras tu atención y te hacen bailar, sonreír, pensar, gritar. Hace mucho que no las disfrutamos igual. Nos cuesta mucho más, pero por algo yo también he dejado de escribir, que sabes que solo el daño me hacía ponerme sobre líneas. 

Vivo de noche esperando que todo mejore, pero nada lo hace. Tenemos varios problemas, pero los vamos a afrontar juntos. Sé que no va a ser fácil, pero para eso están mis manos, llenas de callos de cortarme para salvarte. 

A veces no tengo motivos, a veces demasiados. Y creeme cuando te digo que estoy bien contigo, ahora, siempre, con cordura y con locura, libre, pero cerca. Porque tú eres mi hogar.