viernes, 20 de enero de 2017

Poema II

Como flor que nace en invierno,
mecida solo por el frío,
que ha aguantado tempestades
y alza la mirada sin temor,
que resiste y no se marchita.

Como el tiempo fluyendo ágil,
avanzando siempre imparable,
sin pedir permiso alguno
ni a la muerte ni a la vida,
que persiste y no se marchita.

Como los ojos ya cansados
después de una larga vida,
de no parar de humedecerse,
que parpadean una vez más,
brillan verdes y no se marchitan.

Como la rabia de la bala
que le convirtió en ceniza,
la rabia de la pérdida,
anunciada en un papel mojado,
rabia que crece y no marchita.

Como las caricias que nos quedan,
como los besos que no llegan,
como los abrazos que nos calman,
como los recuerdos que no sanan,
nuestro amor, que no se marchita.