sábado, 11 de junio de 2016

Aun ella

Sigue ella calmando todo mi ser extenuando. Sigue caminando por los insondables pasillos de mi ser. Sigue acostada en mi regazo tras el muro. Siguen sanándome sus caricias en mi imperturbable rostro. Sigue aquí conmigo camuflada entre distintos olores. Pero todos huelen a ella. Besa ella, no mis labios, si no mi alma desnuda con su desnuda y descarada mirada. Nacen, como enredaderas por la pared, los abrazos, las palabras mudas y los sentimientos aletargados. Infierno, ya puedes llevarme. Porque te he conocido en cada sueño en que la perdía. para siempre. Pero ella dice que es para nunca. Aletearán las azules mariposas por el campo mientras paseamos por nuestra vida pintada en naranja y azul, con lluvia y sol, con un arco iris interminable. No morirán las tardes de domingo acurrucados en el sofá. Serán inmarcesibles nuestras tonterías, nuestras risas, nuestras lágrimas. 
Y yo al fin lo entiendo. Entiendo que por mucho frío que tenga, me espera tu abrazo desnudo para darme calor. Entiendo tu amor. Y tu entiendes el mio. Entiendo que no hay locura ni demencia en amarte como te amo, como me amas. Que sigo queriéndote libre, pero cerca. Muy cerca. Ahora sé que serás tú la que, siempre que esté triste, cantará para mí una nana. Y, cuando nos encontremos cruzando juntos el río Estigia, siempre, siempre, amor mío, recordaremos esa noche que, junto al Júcar, con una cascada tronando, nos besamos e hicimos historia en la vida del otro. 

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